¿Cómo se logró la extraordinaria conquista del Garrahan?

Este aumento se suma al bono ya obtenido; de este modo, una enfermera con cinco años de antigüedad que antes del conflicto ganaba aproximadamente $1.000.000, tras el triunfo percibirá alrededor de $1.800.000.

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Personal de salud del Garrahan.
Personal de salud del Garrahan.

El 61% de aumento en la asignación básica de todo el personal empleado por el Hospital Garrahan (planta, contratos, becas y residencias) es un triunfo extraordinario de una de las principales luchas del país. Este aumento se suma al bono ya obtenido; de este modo, una enfermera con cinco años de antigüedad que antes del conflicto ganaba aproximadamente $1.000.000, tras el triunfo percibirá alrededor de $1.800.000. El contraste con las paritarias de la burocracia sindical, que se firman a repetición entre el 1% y el 2%, no podría ser mayor. En medio de la guerra que nos declaró el gobierno de Milei, esta bocanada de aire fresco merece la celebración que está sucediendo en muchos sectores de la clase obrera. Tenemos que aprovechar el momento para debatir cómo se alcanzó este logro.

Ganadores y perdedores

Es evidente quiénes ganamos, pero reviste idéntica importancia señalar a los derrotados. El gobierno de Milei perdió en toda la línea frente a esta lucha, aunque intente disimularlo con un relato absurdo, según el cual ahora “reconocen el trabajo” de quienes hace unos meses eran descalificados como “ñoquis” (no identificaron uno solo) o “agitadores políticos con reclamos inventados”. La pretendida “buena gestión” no está fundamentada en un solo dato duro; el ministro Mario Lugones y su tropa fueron una usina permanente de noticias falsas e iniciativas ajustadoras. El límite se lo puso la resistencia incansable de una lucha que conmovió al país. La demostración más clara de que el gobierno miente para enmascarar su derrota es que empieza a aplicar una ley que rechazó dentro del parlamento, fuera de él con el veto e incluso por tercera vez tras la insistencia, cuando promulgaron suspendiendo la aplicación. Están haciendo lo que no querían hacer, porque la lucha modificó el equilibrio de fuerzas. La propia ley fue el resultado de la lucha, porque el parlamento dio la espalda sistemáticamente a los reclamos populares, y todo un sector debió recoger parte de los reclamos que el Garrahan impuso con tenacidad. 

¿Por qué en el Garrahan sí y en otros lugares no?
Ahora bien, ¿qué pasó en el Garrahan que no sucede en otros lugares para poder arribar a tamaña conquista?  Hay quienes tratan de bajar el precio a la pelea porque “el Garrahan despierta una enorme sensibilidad”, o por su “gran prestigio”, que harían más difícil su desmantelamiento. Naturalmente, esos factores existen, pero son completamente inútiles en un estado de inmovilidad. Vale recordar el comienzo de esta etapa de la lucha en 2025: tras los sistemáticos incumplimientos a promesas de recomposición frente a una situación salarial asfixiante, residentes iniciaron medidas de fuerza entre abril y mayo. Su “prestigio” como profesionales era innegable, pero nada de eso “conmovió” a los funcionarios. Fue una huelga progresiva que llegó a declararse indefinida la chispa que incendió un hospital que era una olla a presión. Cuando el gobierno “bajó” a residentes con la amenaza de despidos (otra demostración de que ahora no están “reconociendo” a nadie), ya era tarde. La planta del hospital inició sus propios paros el 29/5; el gobierno se jugó desde el principio a frenarlos con una conciliación obligatoria. En asamblea dividida, el movimiento aceptó suspender la primera medida, pero no según los tiempos “formales” del Estado y las patronales, que aplican conciliaciones para “enfriar”. Al respecto tuvimos una controversia con las direcciones de ATE, tanto de Capital como Nación, que recomendaban acatarla para "cuidar al sindicato". Se dio un plazo de solo cuatro días para que se concretara una reunión. Eso no ocurrió y el paro de los primeros días de junio fue enorme, transitando una primera y acelerada experiencia respecto de las conciliaciones obligatorias, en un sector de trabajo donde hacía 20 años que no se producía ninguna. La energía y diversidad de iniciativas en estos casi seis meses de lucha fue inmensa. Decenas de jornadas de paro con adhesión real; movilizaciones masivas a Plaza de Mayo y al Congreso; festivales; caminata con velas y actos; recorridas en municipios y otros sectores de trabajo. Todo esto fue posible gracias a la participación y unidad entre muchos trabajadores y trabajadoras de sectores, profesiones o tareas muy diversas.

Cómo se logró tanta unidad para luchar en el hospital

Toda esta energía combativa no se organizó espontáneamente. Fue imprescindible metabolizar las experiencias del pasado y del presente mediante un frente único de los sindicatos independientes, que sumó a sectores autoconvocados. La concreción de una asamblea general como centro organizativo de las acciones fue un elemento distintivo de esta lucha. La combativa Junta Interna de ATE fue tenaz impulsora de este espacio, es decir, un ámbito de deliberación y resolución donde no exista distinción según la profesión, el oficio o la afiliación gremial -unidad de las y los trabajadores-. Pero esa insistencia no se hizo mediante ultimatúms: atravesamos todas las instancias del frente único, incluidas acciones comunes durante los últimos años agrupando sectores que no estaban dispuestos todavía a una asamblea, siempre y cuando fortalecieran las energías unificadas en la lucha. Hay compañerxs, como la APyT (Asociación de Profesionales y Técnicos), que colocan en un lugar secundario a la asamblea general, en nombre de la multiplicidad de formas de coordinación que existen. No compartimos ese punto de vista, porque sin que la asamblea general sea una solución mágica a todos los problemas que se plantean en un movimiento de lucha, sí es el espacio donde mejor se aglutinan la mayor cantidad de fuerzas disponibles; donde todos los trabajadores y trabajadoras somos protagonistas por igual de las acciones que se deciden; donde nos unimos como compañerxs dejando de lado privilegios que devienen posiciones jerárquicas en una institución de salud.

Un movimiento popular en defensa de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan

Desde luego, el apoyo popular fue un factor central en este conflicto. El motor inicial, que fue la lucha en el hospital, abrió paso a un movimiento popular. Se formaron agrupaciones de familias, con protagonismo especial de las madres. Estas mujeres se pusieron al frente de un hecho revolucionario, porque la línea del gobierno era quebrarnos oponiendo a las familias con los huelguistas “que dejaban desatendidos a los niños”. Pusieron voz y cuerpo a testimonios conmovedores, y hasta les “cantaron las 40” en la cara a la CGT. Esta conmoción nacional tuvo expresión callejera especialmente el 17 de julio, cuando llenamos la Plaza de Mayo. Esa vez, muchos gremios dirigidos por la burocracia asistieron a una movilización liderada por la lucha del Garrahan, con los sindicatos combativos a la cabeza (Junta Interna de ATE y APyT), confirmando que la presión por abajo era grande.

A pesar de las centrales sindicales

El balance de la conducta de las centrales sindicales es lapidario, y queda claro que la conquista del Garrahan fue a pesar de la CGT y la CTA, y no gracias a ellas. Lógicamente, la traición de la dirección de la CGT es muy nítida: no hubo media hora de paro en apoyo a la lucha del principal hospital pediátrico del país. Tampoco campaña alguna. Como suelen decir sus dirigentes peronistas, hablaron con hechos: UPCN y Sutecba, los gremios cegetistas del hospital, dieron la espalda a la lucha, la atacaron del modo que pudieron, y firmaron sin chistar el 1% de Milei. Es cierto que la CTA declaró en más de una oportunidad un apoyo formal, y concurrió con modestas delegaciones a muy pocas acciones. Pero eso no opaca que tampoco declararon medida de fuerza alguna ni se empeñaron en que la lucha del Garrahan se extendiera, sea como central o en los gremios masivos que dirigen, como ATE o la Ctera. El caso de ATE es muy notorio: en seis meses de conflicto no hubo un solo plenario para socializar la lucha que una de sus juntas internas estábamos protagonizando. Esto vale tanto para Nación como para Capital.

La recuperación de comisiones internas y sindicatos es un factor decisivo

En el Garrahan, no sucedió que un gremio “consiguió” en contraposición con otros, como suele decir la burocracia sindical. La gran lección de esta lucha es que bajo el impulso de una dirección independiente y combativa se puede enfrentar y arrancar conquistas, desmintiendo el discurso interesado para justificar la complicidad con el gobierno que busca reventar a la clase obrera. La presencia en el Garrahan de una Junta Interna recuperada, con décadas de trayectoria de lucha, es un factor fundamental en la organización de esta pelea que no se puede soslayar. Esa experiencia acumulada que recogemos orgullosamente, a 20 años de otra huelga que arrancó un triunfo histórico al gobierno de Kirchner, bajo banderas que hoy levantamos como propias (el salario mínimo igual a la canasta familiar). Los trabajadores del Garrahan desmentimos fácil la acusación de un conflicto “interesado”: peleamos con los mismos métodos en 2005, en 2020, 2021, 2022, 2023, 2024 o 2025, independientemente de quien gobierne. La persistencia de una organización recuperada en un lugar de trabajo no es moco de pavo: facilita el camino a las asambleas, a las medidas de acción directa, o al sostenimiento de un fondo de huelga, una tradición que la burocracia desprecia y que en el Garrahan nos permitió amortiguar el impacto de los descuentos salvajes. Cuando nos acusan por ser militantes políticos de izquierda, lo asumimos orgullosamente: donde los clasistas dirigimos sindicatos, las asambleas son soberanas y peleamos sin compromisos con el poder de turno. Siguiendo ese camino fuimos parte del plenario del 16 de agosto en Sociales, para que nuestra propia lucha aportara lo propio en el camino de reagrupar a todos los sectores que pelean por sacarse de encima a la burocracia sindical.

¿Y ahora?

Es lógica la pregunta que muchos hacen: ¿por qué el gobierno entrega esta concesión ahora y no antes de las elecciones? Milei tuvo que ser rescatado antes de la elección por el Estado más poderoso del mundo para evitar un colapso económico. Eso habilitó un triunfo inesperado, pero de menor consistencia a la que una primera impresión arroja. Por eso, los verdaderos gobernantes del país, que están en la Casa Blanca, ordenaron a Milei un cambio, que no son solamente “modales” y “saco y corbata”. Entienden que es fundamental un rediseño político, que incluya negociaciones con distintos sectores patronales, de modo tal de viabilizar la nueva ofensiva antiobrera de las “reformas estructurales”. Rápidamente se generó una crisis de gabinete, desmintiendo la tesis de un gobierno que “se come los chicos crudos”. El temor a que estallen tanto la economía como las calles, tal cual le pasó a Macri en 2017, está muy presente. En ese contexto, el gobierno se jugó a dar un cierre a una de las principales luchas, dado que habían fracasado en quebrarla con infinidad de golpes. Pero están jugando con fuego: el ejemplo de una lucha decidida y sin compromisos que pudo quebrar la motosierra y obtener un aumento extraordinario puede generar un efecto “imitación” en el resto del movimiento obrero. Montados sobre este triunfo, reforzaremos la organización dentro del Garrahan para ir por todos los reclamos pendientes, incluido el pase a planta de contratados, la devolución de los descuentos y el cierre de sumarios y causas persecutorias. Nos jugamos a socializar las conclusiones de esta experiencia para que esta victoria en el principal hospital pediátrico del país abra el camino a una intervención generalizada, que recupere el salario, frene los despidos y, especialmente, derrote la reforma laboral de Milei y las patronales.

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