Tres síntomas, la misma crisis: la inflación vuelve a subir, el consumo no reacciona y se derrumba el mercado interno

Mientras el régimen libertario sostiene su política de ajuste, los indicadores del mercado interno se deterioran. El alza de alimentos, el uso del crédito para gastos básicos y la caída de ventas reflejan la crisis del consumo cotidiano y el costo social del programa económico.

EconomíaHace 2 horasTELEDIARIO.arTELEDIARIO.ar

La inflación vuelve a presionar sobre los bolsillos en un país donde el consumo no da tregua. Este miércoles se conocerá el dato oficial del Índice de Precios (IPC-INDEC) de octubre y las consultoras anticipan una nueva aceleración, por encima del 2% mensual. Detrás de esa suba se combinan varios factores: el incremento de bienes de la canasta básica, la creciente volatilidad financiera y una mayor demanda de cobertura con alza del tipo de cambio, las semanas previas a las elecciones del pasado 27 de octubre. Sin embargo, analistas advirtieron que el traslado a precios de la devaluación no fue completo. El llamado pass through se vio atenuado por el retroceso del consumo, que ya arrastra meses de caída y refleja el agotamiento del poder adquisitivo de los hogares y la crisis persistente del mercado interno que -anticipan- difícilmente encuentre señales de reactivación en el corto plazo.

No se trata de datos aislados, las familias lo sienten en cada compra: se venden menos productos, crece el uso del crédito para financiar alimentos y aumenta la morosidad (+147%). En el rubro de mayor peso -Alimentos y bebidas sin alcohol- las subas mensuales oscilaron entre el 5% y el 7%, con lácteos, carnes y aceites entre los productos que más empujaron al alza. La crisis del consumo cotidiano agrava, al mismo tiempo, el golpe directo a uno de los principales motores de la economía, el comercio.

Crisis interna y modelo agotado

Las consecuencias del modelo económico actual son más que palpables en el día a día de la población: cae el poder de compra de los ingresos, aumenta el desempleo, pero también la búsqueda de más fuentes de ingreso –pluriempleo- en una coyuntura donde el gasto fijo en servicios esenciales se disparó y se lleva una porción más grande de esos salarios, que cada vez alcanzan menos para comprar bienes de subsistencia. 

Todo esto tiene como escenario un nivel de actividad que ya lleva medio año en retroceso y que, en septiembre, habría registrado una caída desestacionalizada de 0,8% respecto al mes previo, con lo cual cerró el tercer trimestre del año con un retroceso de 0,3%, consolidándose una recesión técnica (dos trimestres de caída consecutivos), según anticipó la consultora privada Orlando J. Ferreres. De hecho, las actividades más importantes siguen en crisis: industria, construcción y comercio principales actividades en materia de empresas y empleo se encuentran, en promedio, 10 puntos por debajo de los años previos. 

El deterioro de la demanda interna se agrava en el tiempo, en sintonía con el magro derrotero del consumo de los hogares. “La caída en las ventas de mayoristas y supermercados, junto con el aumento del uso del crédito para financiar gastos básicos y el incremento de la morosidad, reflejan el agotamiento de la capacidad de compra de las familias y la debilidad del mercado interno”, señaló un informe presentado por el Centro de Estudios para la Recuperación Económica (Centro RA) de la UBA. De esta manera, la debilidad del consumo impacta directamente sobre uno de los principales sectores productivos de la economía -el comercio- y sobre los hogares.

Si se pone la lupa en la dinámica del mercado interno se observa una profundización de la caída en la medida en que las ventas continúan muy por detrás del inicio de la gestión de Javier Milei: en el caso de los autoservicios mayoristas, desde el inicio del actual gobierno se registra una contracción acumulada del 20,8%, mientras que las ventas de los supermercados acumulan una caída de aproximadamente 9,7%, detallaron los especialistas de la UBA.

Al mirar lo sucedido solo en octubre, mes atravesado con la incertidumbre electoral potenciada por las propias decisiones de política económica del Gobierno, se aprecia que para la actividad comercial se trató de “el peor mes del año en ventas minoristas, con una caída del 9,5% interanual en volumen”, de acuerdo con un relevamiento del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE). En el acumulado enero - octubre se registró un retroceso del 22,4%, explicado por “el crecimiento sostenido de los precios por encima de los salarios”.

De esta manera, la inflación, que difícilmente vuelva a perforar el piso del 2% mensual en lo que resta del año si se tienen en cuenta los aumentos previstos en tarifas de servicios públicos, prepagas y combustibles, vuelve cuando menos difícil esperar un cambio próximo de tendencia. 

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